viernes, 5 de diciembre de 2014

¿Y si no me gusta la Navidad?

Felicidad, amistad, amor, familia, solidaridad, compañía... son sentimientos inherentes a las fiestas navideñas o eso al menos nos han inculcado desde pequeños a través de la cultura popular, de la religiosa (si es el caso) y desde los medios de comunicación.

Fuente: israbox
Sin embargo, la imposición de estos sentimientos de dicha y armonía, junto al reclamo puramente consumista de estas fiestas, es una de las principales causas por las que muchos, no hay estadísticas al respecto pero el porcentaje es alto, detestan esta época del año.

Así pues, la pregunta es qué hacer en Navidad cuando no te gusta la Navidad. Sobrevivir al espíritu navideño cuando todo lo que rodea rezuma Navidad es una tarea complicada, por no decir imposible. Sin llegar a los extremos de Ebenezer Scrooge o al objetivismo del Dr. Sheldon Cooper, es posible sobrevivir a las fiestas y convivir con los principios antinavideños.

Ante todo, respeto. ¿Cómo que no te gusta la Navidad? ¿Por qué no te gusta la Navidad si a todo el mundo le gusta la Navidad? Son preguntas frecuentes a las que tienen que responder aquellos que expresan sus sentimientos contrarios a estas fiestas. A fin de no caer en los chistes fáciles del señor Scrooge o del Grinch, sólo tienes que exponer tus argumentos sin intentar convencer a los demás de tu postura. Respeta sus gustos por las fiestas y reclama el mismo respeto para ti.



Convencionalismos sociales. Por mucho que lo desees, es casi imposible evitar las reuniones propias de estas fiestas. Quizás consigas escaquearte de la comida de empresa o de la cena con los amigos, pero la familia es otra historia. Llega a un acuerdo y comparte al menos una de las celebraciones típicas con ellos.

Huye de las masas. Las calles están repletas de gente y la invitación a consumir te persigue en cada esquina. Si puedes, evita las multitudes estos días. Aprovecha para crear tu "fortaleza de soledad" en casa. Realiza tareas pendientes en el hogar aprovechando los días de vacaciones o simplemente relájate con un buen libro o una película.




Y si puedes, huye de la ciudad. Un refugio rural en la montaña o un viaje relámpago a un destino donde no se celebre la Navidad es la solución perfecta para evitar las fiestas. Siempre y cuando tu presupuesto te lo permita, claro está.

Terapia antiestrés. Y si pese a todo, no puedes dar esquinazo a la Navidad, aprovecha para regalarte un momento de relax, un día sólo para ti, entre el bullicio de las compras, los preparativos y los encuentros familiares. Y ánimo, recuerda que la Navidad es sólo una vez al año. 
mrg


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