lunes, 15 de abril de 2013

El "reciclaje" de la estantería

El escritor y periodista estadounidense George Plimpton dijo una vez: "No comprendo a las personas que no tienen biblioteca". Comparto su reflexión. Siempre que visito la casa de una persona por primera vez, me sorprendo a mi misma buscando el rastro de los libros en la vivienda; pues si tener libros ya dice mucho de una persona, creo que el protagonismo de estos en una casa, dónde y cómo los almacena, dice mucho más de su inquilino.

Una original propuesta para exhibir los libros predilectos / Fuente: uncovet

Por este motivo, el primer post de la serie dedicada a la celebración del Día Mundial del Libro el próximo 23 de abril, se detiene en los estantes de la biblioteca. El lugar donde empieza la lectura, de donde tomamos el ejemplar que vamos a leer y adonde regresa el libro una vez terminamos la última página.

Elemento práctico, decorativo y funcional, las librerías son, en la mayoría de las ocasiones, las grandes olvidadas de los proyectos de decoración. No hay más que echar un vistazo rápido a las revistas y publicaciones especializadas en la materia para comprobar que los estantes repletos de libros brillan por su ausencia o quedan relegados a mínimos accesorios sin vida propia. Para el buen lector, sin embargo, las estanterías son un elemento imprescindible que reafirma su condición de amante de la literatura.

Estantería compuesta con cajas de diferentes tamaños /
Fuente: decoraciondeinteriores
La propuesta deja a un lado las grandes librerías fabricadas con maderas nobles y los diseños low cost producidos en cadena, y se decanta por el reciclaje de objetos en unas estanterías modernas y originales, adaptadas a todos los presupuestos y en las que los únicos límites están marcados por la imaginación y la destreza de sus autores.

Bien sea por la crisis económica o por la necesidad de renovarse, el reciclaje en materia de decoración se ha convertido en un nuevo arte, que llega acompañado de tutoriales online y tiendas de suministros para ayudar en la fabricación de muebles y otros elementos. Esta tendencia otorga una nueva oportunidad a objetos que habían sido descartados, implica gastar poco dinero en comparación con la adquisición de un mueble nuevo, contribuye al respeto por el medio ambiente y favorece el desarrollo de la creatividad. Y no hay que olvidar que una vez esté terminado el trabajo contaremos con un mueble personalizado, único y original, a diferencia del mobiliario fabricado en masa que se replica en miles de hogares de todo el mundo.

Estanterías realizadas con cajas de plástico y cajas de madera / Fuente: interiorismos

Son muchos los objetos reciclados que pueden transformarse en una estantería. Uno de los que marcan tendencia en los últimos tiempos son los palets de madera. Están especialmente recomendados si se quiere dar un toque rústico a la decoración. El palet se cuelga en la pared en su estado original o se lija y trata con barnices y pintura para adaptarlo a la estancia.

Escalera reciclada en estantería /
Fuente: pinterest
En la misma línea, un material que goza de gran popularidad para este tipo de proyectos son las cajas de vino de estilo vintage. Logran un efecto similar al de los palets y pueden ser sometidas al mismo tratamiento para lograr el color y el acabado deseado. Además, en este caso, se pueden utilizar cajas de diferentes tamaños para jugar con las formas y la geometría a la hora de componer la estantería.

Otros materiales socorridos y de fácil acceso son las cajas de madera y las cajas de fruta. Es importante adaptar el material y el diseño al espacio y a la estancia donde se colocará la estantería. Así, una librería realizada con cajas de plástico para la fruta puede ser muy socorrida en el cuarto de los niños (en blanco o con colores brillantes) o para albergar los libros de recetas en la cocina, ya que serán fáciles de limpiar.

Para la creación de una nueva estantería también se pueden adaptar objetos cotidianos para convertirlos en soportes originales. Por ejemplo, uniendo unas baldas largas a una escalera o convirtiendo libros descartados en estantes con la ayuda de barniz y pegamento.

Librería geométrica compuesta a partir de módulos de Ikea /
Fuente: neotorama
Del mismo modo se pueden utilizar cajones sujetos a la pared en posición vertical o muebles viejos y de segunda mano, que se customizan para renacer convertidos en librerías. Una vez más, los barnices, la pintura y las telas serán los aliados para elaborar el diseño.

Y en el caso de que se busque sumar originalidad y sencillez, la solución es crear  biblioteca flotante en vertical mediante el uso de escuadras ancladas a la pared que desaparecen detrás de los libros. Un efecto rompedor, que permite experimentar con la distribución de los estantes.

Pero como no todo el mundo tiene el tiempo ni la maña para fabricar muebles, queda la posibilidad de personalizar la estantería sirviéndose de los diseños disponibles en el mercado. Unos módulos para la pared, como los que se pueden encontrar en el gran gigante sueco de muebles y decoración, pueden componer una estantería con sello personal si se disponen de forma diferente sirviéndose del efecto de la geometría y de la gravedad.

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